miércoles, 21 de agosto de 2013

Servicio y Atención al Cliente

La Administración de los procesos y sistemas en la Servucción 


En el análisis de la administración de los procesos y sistemas  correspondientes al sector  servicio, necesario es puntualizar que la calidad del servicio está fundamentada en las expectativas del cliente, y no en el momento de la prestación propia del servicio. Ello, en función de que las expectativas son anteriores al momento cuando el cliente está ante la cadena del servicio y que, tanto los procesos como los sistemas ya han pasado por su estructura mental; y  tiene ahí, muy bien definida, la calidad del servicio que espera recibir.
Procesos y sistemas:
   Ahora bien, es indudable que tanto los procesos como los sistemas inherentes a la prestación de un servicio, son elementos críticos en la conformación de la calidad del servicio. Calidad que tiene su fundamento en los diferentes momentos de verdad que el cliente experimenta en la cadena de prestación del servicio. Ahora bien, ¿dónde se presentan las desviaciones y los puntos objetos de mejoras?
    En la concepción y desarrollo de los procesos y sistemas, por cuanto la mayoría de ellos son burocráticos y, como tal, son concebidos y realizados  bajo procesos y estructuras que buscan aislar al cliente del prestatario del servicio. O, mejor, ven al cliente como: un intruso, fastidioso, inoportuno, etc. En síntesis, como quien no es acreedor a nuestra atención y servicio. Aunado a ello, los procesos y sistemas son concebidos y realizados bajo premisas y criterios de aislar al cliente de la cadena de prestación del servicio. Vale decir, los procesos y sistemas  no son: ergonómicos, amigables, expeditos, ni funcionales para el cliente.
Estrategias desenfocadas:
    Vale puntualizar: la estrategia del servicio que debe definir el negocio, la gran mayoría de las veces, sino todas; está conceptualizada en términos de la organización. Por su parte, el paquete de servicio, que tiene que definir la oferta; también está definido en función de los intereses del negocio, y no del cliente. Y, por último, el sistema que presta el servicio; es diseñado y estructurado como un elemento protector contra el cliente.
   Así podemos encontrarnos a diario y en todos los sitios: horarios, que han sido determinados en función de las posibilidades que tiene el personal de contacto, de estar presente en la organización prestataria del servicio; y no de cuando el cliente necesita el servicio. Mostradores que, más que mostrar productos y/u ofrecer un servicio; se constituyen en elementos protectores y, como tal, son instrumentos aislantes  del cliente. Recepciones con espacios mínimos; donde sin exprimir mucho el raciocinio lógico, es necesario concluir que el cliente no es bien recibido. Muebles –cuando los hay-incómodos y en cantidades mínimas, para grandes afluencias de clientes.  
Atención-vs-servicio:
     Todo lo anterior, referido al sistema del servicio. Si tocamos el tema correspondiente a la  atención; la constante está  representada por: ceños fruncidos, caras serias, posiciones displicentes, actitudes negativas, largas conversaciones entre compañeros del sistema, o, bien, con alguien conocido, que sí es acreedor de la atención y servicio; etc. etc. etc…Contra todo esto tiene que luchar el cliente-literalmente- para obtener un servicio, cuya calidad ya ha sido atropellada con antelación  a su prestación, en sí.
     En este escenario, no importa lo que el cliente espera recibir, ni lo que quiere y, menos, lo que necesita para satisfacer sus necesidades, físicas o sicológicas. Importa la actitud que asume el personal de contacto que- justo es reconocer- también es maltratado por sus empleadores, en la mayoría de los casos. Y, también importa la aptitud; cuyo soporte debe estar anclado en el aprendizaje, en la formación, en la asunción de valores rectores clave de la atención y servicio al cliente; como herramientas fundamentales para el desarrollo profesional y personal del capital intelectual del mercado global.

La problemática de los procesos y sistemas:
En cuanto a los procesos y sistemas de atención y servicio al cliente, existentes en la gran mayoría de nuestras organizaciones empresariales; sus debilidades  y, por lo tanto, las amenazas están centradas en que éstos –procesos y sistemas- están concebidos y realizados sin pensar en las expectativas, deseos y necesidades del cliente. Otra variable clave, es que son pensados y fabricados como procesos y sistemas inmejorables. Equivale a afirmar que son estáticos y, por lo tanto, no toman en consideración que las expectativas del cliente son dinámicas y crecientes: si los momentos de verdad del servicio de hoy, fueron buenos; los de mañana deben ser mejores y los de pasado mañana, serán óptimos en términos del cliente.
     Si seguimos ahondando en las oportunidades de mejoras de nuestros procesos y sistemas de prestación de servicio al público; no será necesario llevar a cabo una investigación a profundidad para encontrar que la mayoría de ellos no son funcionales, ni operativos para el cliente. Son, más que todo, instrumentos de “protección” para el personal de contacto. Si profundizamos, vamos a descubrir que los procesos y sistemas de la inmensa mayoría de las empresas nuestras, son introvertidos; ya que no son amigables para con el cliente: y, además, son ilógicos; ya que no son pensados, ni fabricados en concordancia con las expectativas, deseos y necesidades del cliente; si no con lo que la organización determina.
    La sumatoria de todos los factores anteriores, da como producto final que nuestros procesos y sistemas de prestación de servicios al público sean: no planificados, ni organizados en función del cliente; por lo tanto resultan antieconómicos y como corolario, no son futuristas.
      Esta problemática presente en nuestros sistemas de servucción; debe llamarnos a todos a un acto de profunda reflexión, sobre la importancia de acometer una planificación estratégica de este sector, fundamentada, ésta, en modelos mentales positivos y pensamiento sistémico que permitan: 1.- aceptar el protagonismo del cliente en la cadena de atención y servicio; 2.- minimizar las formas; 3.- flexibilizar las normas y procedimientos y 4.- enfocar los procesos y sistemas hacia las expectativas, deseos y necesidades de un cliente que, ahora mismo, pertenece al mercado global. Condición ésta que es importante per se, por cuanto existe un mandato del exigente mercado del siglo XXI, que reclama una atención eficaz y un servicio eficiente para el cliente global.
Problema versus soluciones:
     Plantear un problema, sin dar, por lo menos, una solución; es ser parte del problema y no de la solución. En ese marco conceptual, una forma viable para convertir debilidades en fortalezas y amenazas en oportunidades, está en que la alta y media gerencias de nuestras organizaciones productivas y del sector servicio; empiecen a entender y aceptar que el centro de gravedad de la economía del mercado global, está en el sector servicio. Y, siendo así, existe el imperativo de abordar -bajo parámetros de importancia-una exhaustiva y profunda revisión de nuestro sistema de servicios. Es necesario reinventarlo. Poner en juego una nueva visión, guiada por las exigencias del mercado global y una misión fundamentada en el mejor aprovechamiento de los recursos; en la identificación y clarificación de los procesos y sistemas que el sector reclama. En investigar y encontrar puntos críticos objetos de mejoras, que apalanquen positivamente el crecimiento y desarrollo del sector servicio. 
   Revisión que también aborde la fijación y establecimiento de límites y tiempos de planificación, organización y desarrollo de la propuesta. Que sea lo suficientemente flexible, para abordar con éxito un proceso de formación integral de nuestro capital intelectual en la teoría y práctica de la atención y servicio al público y que, en paralelo, investigue y analice las fortalezas y oportunidades de mercados, cuya sustentación fundamental sean la atención y el servicio.

Visión integradora:
    Allí debe fundamentarse la necesidad de introducir oportunidades de mejoras en nuestros sistemas de servucción; afianzados en el fin primario de humanizarlos y de hacerlos más eficientes y eficaces; integrando visiones, misiones y objetivos en favor de alcanzar en el mediano plazo, la motivación e integración de propósitos en una misma dirección, y de lograr la participación y compromiso de todos, en aras de crear,  establecer  y mantener un nuevo sistema económico, basado en la cultura de la atención y servicio al cliente; donde la lógica de las organizaciones sea compatible con la lógica  del cliente y , por extensión, con la lógica del mercado global.
Clasificación de los clientes
     Una primera clasificación, nos lleva a dividir nuestra cartera de clientes en dos vertientes. Clientes naturales: referida ésta a las personas naturales-individuos-que son clientes de nuestra organización. Clientes jurídicos: definida ésta en términos de las empresas y/o instituciones a quienes ofertamos nuestros productos y/u ofrecemos nuestros servicios.

Si valoramos la relación del cliente con nuestra organización, con nuestros productos y servicios; bien podemos clasificar a éste en varias categorías. Veamos:
-    Clientes actuales: Son los clientes naturales u  organizacionales que forman parte de nuestra cartera, aquí y ahora.
-    Clientes potenciales: Son la misma tipología de clientes anteriores;  que no forman parte de nuestra cartera, pero que bien pueden serlo en el futuro. O, bien, aquellos que se incorporarán al mercado en el futuro.
-    Clientes relativos: Definimos así, a aquellos clientes que ahora mismo, en razón del segmento de mercado donde actúan, no son nuestros clientes; pero que pueden serlo más adelante, dependiendo de un posible cambio en la oferta de los productos o servicios.
-    No clientes relativos: Aquellas organizaciones que por su ubicación geográfica o tipo de mercado; ahora mismo no son consumidores o usuarios de nuestros productos y/o servicios.

-    No clientes absolutos: Definimos a éstos, como aquellas personas naturales o jurídicas que, en razón del negocio y del mercado donde actúan, nunca tendrán interés en nuestros productos o servicios.

     Una tercera clasificación, nos propone variables diferentes a considerar; constituyéndose en instrumento determinante, tanto del mercadeo y comercialización de productos tangibles, como de los sistemas de servucción. En este escenario es valido clasificar a los clientes en: mono-fieles, multifieles  e indiferentes (21%). Y, es valido también preguntarse ¿dónde está la oportunidad real de crecimiento?. Y, la respuesta es de Perogrullo: en los indiferentes.

¿Por qué se pierden los Clientes? Y ¿Cómo conservar a los Clientes?

     En un estudio realizado sobre la conducta de los clientes, se reveló que la razón por la cual una organización pierde sus clientes es debido a la mala atención (68%), seguido por la mala calidad del producto y/o servicio (14%), por precios más bajos de la competencia (9%), porque se hacen amigos de otro proveedor (5%), porque se mudan (3%) y por último por causa de muerte de los clientes (1%). La investigación es, por sí sola, explicativa y demostrativa de ¿por qué se pierden los clientes? Y, a su vez, también, nos muestra ¿qué debemos hacer para ganar y mantener clientes mono-fieles?
     La propuesta también la podemos formular preguntándonos ¿cómo ganar nuevos clientes y mantenerlos fieles a la organización? Apreciemos que, con sólo dos variables; la satisfacción de las expectativas, deseos y necesidades del cliente; están en el orden del 82% (14+68) de eficiencia y eficacia; lo cual bien nos puede garantizar un cliente monofiel. Mientras que el efecto de la competencia, apenas alcanza el 14% (5+9).
   Nuestra próxima entrega: ¿Cómo concebir y materializar un Estrategia de Atención y Servicio al Cliente.

Fuente: Lcdo. José M. Salas P.

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