LA PRODUCTIVIDAD Y CALIDAD EN EMPRESAS CONSTRUCTORAS EN LOS NUEVOS TIEMPOS.
La globalización del mundo actual ha obligado a las
organizaciones empresariales a dirigir su “mirada” hacia la gestión de la
calidad y de la productividad de sus productos y/o servicios todo ello con la
finalidad de garantizar su sustentabilidad en el tiempo. De esta situación no
escapan las empresas constructoras
venezolanas, quienes a lo largo de los años se han caracterizado
por la ejecución de las obras o la
prestación de servicios basada en actividades netamente operativas, carentes en
la mayoría de los casos de control de los diversos procesos involucrados.
Lo antes descrito ha originado no solo productos de
baja calidad que no logran satisfacer las expectativas de clientes y usuarios
con la consecuente perdida de mercado, sino que ha producido una merma de la
rentabilidad de las empresas toda vez que no ha existido un buen
aprovechamiento de los recursos involucrados durante la ejecución de las obras
y/o la prestación del servicio.
Años atrás las empresas concentraban sus esfuerzos y
estrategias en el área de manufactura; posteriormente se concentraron en el
marketing, hacia los años setenta y primeros años de los ochenta se le dio gran
importancia a la gestión financiera, producto de la importancia que revistieron
las operaciones de fusiones, adquisiciones y expansión de riesgos por parte de
las corporaciones.
Lo antes expuesto dio origen a la perdida
de participación de las empresas en el mercado impulsando ello la
creciente preocupación por la calidad y
la gestión de la productividad, por lo que resulta importantes o abordar la
gestión de la productividad de las referidas empresas, de modo de establecer ventajas competitivas para las mismas, mediante el estudio de la
reingeniería de los procesos
involucrados en la prestación del servicio. De esta manera se prevé lograr un
equilibrio tanto en las estrategias como en la gestión, permitiendo el
“control” del ciclo de productividad a efectos de incrementar la productividad
total y reducir además los costos unitarios de productos y servicios dentro del
más elevado nivel posible de productividad.
En concordancia con lo expuesto debe considerarse un sistema de gestión de la
productividad conformado por actividades de medición, evaluación, planeación y
mejora de la misma. De esta manera se abordará el ciclo de la productividad
desde su primera fase crítica, la medición, seguida de la evaluación al
comparar los logros obtenidos con los niveles planeados. En la fase de
planeación se perseguirá el incremento de la productividad, a través del diseño
y formulación de diversos indicadores
tanto en el corto como en el largo plazo
a efectos de mejorar la productividad y rentabilidad de la compañía.
Una vez establecidos los indicadores deberán
establecerse las acciones concretas para
la puesta en práctica de los planes trazados, de esta manera se podrán medir de modo simultaneo el impacto
de los cambios realizados sobre todos y cada uno de los componentes que
participan en el proceso productivo.
Existen diversas metodologías y sistemas de trabajo
que permiten el “control de la productividad total, tales como el TQM, el TPM
el “just in time”, la reingeniería, los círculos de calidad entre otros. Sin
embargo al considerar la productividad total, debe ser objetivo y meta de todos
los sectores e individuos que conforman la organización, en consecuencia deberá
abordarse como “gestión total de la productividad”.
De acuerdo la calidad no debe ser considerada como es
un lujo sino una absoluta necesidad, sin embargo “tener calidad” no es
suficiente, tantos los productos como los servicios deben incorporar una
calidad total, que involucra productividad, de modo de garantizar el futuro de
las organizaciones, en el mundo globalizado de hoy. En consecuencia calidad y
productividad van tomadas de la mano, es por ello que observamos que la tasa de
crecimiento de la productividad de los
países va asociado con el incremento del nivel o calidad de vida de sus
habitantes, la tasa de inflación, la tasa de desempleo y con todos aquellos
indicadores que proporcionan una idea sobre el grado de bienestar social y
económico de la población.
En semblanza con esto, las organizaciones que logren
un nivel de productividad mayor al del promedio nacional de su industria,
tenderán a contar con mayores márgenes
de utilidad, con lo cual garantizaran su permanencia en el tiempo y sus niveles
de competitividad. Las mejoras tanto de la productividad como de la calidad se
verán reflejadas tanto en los costos
como en los niveles de servicio, traduciéndose esto en una ventaja competitiva.
Debemos dirigir nuestra mirada a establecer y
demostrar que la mejora en los niveles de productividad es reflejo directo de
la mejora de la calidad de los procesos involucrados en la creación de un
producto o servicio prestado. De igual forma lograremos revelar la importancia de la eficiencia y la efectividad
en los procesos productivos, así como el estudio de todos aquellos factores
involucrados en las diferentes fases del proceso productivo o de prestación del
servicio. De acuerdo a esto para ser productivo hay que ser efectivos y
eficientes, en el orden señalado de modo de lograr una adecuada sinergia entre
los fines perseguidos y los resultados obtenidos.
Resulta complejo abordar las diversa variables
involucradas en el incremento o mejora de la productividad, de esta manera
podemos abordar la productividad total como el resultado del cociente entre los
resultados tangibles totales y los insumos tangibles totales involucrados, de
manera que debemos hablar de una productividad multifactorial.
Las características actuales de la sociedad con constantes y rápidos cambios
tecnológicos, sociales, políticos, económicos y culturales, originan la
variabilidad de las necesidades de los consumidores, de las necesidades
ambientales y psicosociales de los consumidores, los cuales a su vez originan
modificaciones en los marcos legales vigentes, por lo que las corporaciones
deben adecuarse a los mismos, para lo cual deben controlar de manera permanente
los niveles de productividad, los costos, la calidad, el nivel de los servicios
prestados y los grados de satisfacción, constituyéndose esto en la principal
ventaja competitiva sostenida para las mismas.
Para
ello las corporaciones y todo el personal involucrado en las mismas deben
experimentar un cambio radical en su manera
de pensar, que debe trasladarse desde los directivos a los empleados.
Debe existir una nueva forma de ver, analizar, gestionar y promover la
productividad, de modo de garantizar la competitividad presente y futura de las
mismas.
La
mejora continua de la productividad debe ser enfocada hacia la mejora de los
procesos y sistemas, así como en la medición certera basada en datos concretos
y no en suposiciones, con lo cual
repercutirá en forma positiva en la reducción de los costos asociados,
con lo cual se garantizará la sustentabilidad de las corporaciones, con la
ampliación de sus cuotas de mercado.
Gestionando
la productividad de manera total, se eliminaran las improductividades de los
diferentes procesos, incidan estos directamente o no en la producción además de
lograr que con el trabajos en equipo de toda la organización se aumente la
productividad de la empresa, mediante una mayor fluidez de los recursos y
energía, que permitirá un mayor rentabilidad que a su vez abrirá las puertas
para la conquista de nuevos mercados a mediano y corto plazo.
Para el caso de las empresas constructoras,
producto de la situación del mercado, se amerita desarrollar planes
estratégicos, que le permitan obtener beneficios acordes con la capacidad de
producción, permitiendo además la optimización del uso de los recursos humanos
y materiales, así como la implementación de tecnologías de vanguardia, de modo
de lograr una gestión eficaz, eficiente y efectiva. De esta manera no sólo se
obtendrán beneficios económicos al incrementarse la utilidad de los
accionistas, sino que se mejorara la calidad de vida de los trabajadores.
Para la obtención de
las referidas mejoras la organización debe definir sus procesos, estableciendo
con precisión sus objetivos y estar totalmente dispuestos al cambio, a la reestructuración, de
manera que pueda afianzar sus unidades
de negocio y lograr una estructura de costos acordes con las necesidades del
entorno.
De todo lo expuesto deriva entonces la necesidad de disponer de herramientas de
gestión que proporcione el uso de datos
confiables, a través de los cuales se logre una medición objetiva de las
funciones, con la finalidad de tomar decisiones oportunas, permitiéndole
efectuar ajustes a sus procesos y garantizar su productividad, ampliando el
mercado, satisfaciendo las necesidades de los clientes, minimizando costos y
brindando un buen servicio, permitiéndonos concluir con la frase citada por
William Hewlett “No es posible gestionar lo que no se puede medir.” .
Autor: Ing.
Milagro Montero.
C.I 7.374.416
Coordinadora de Operaciones de la empresa Pegarca P.G.
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