martes, 3 de octubre de 2017

Tecnologia & Emprendimiento


La vida del emprendedor


“Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida” Arthur Schnitzler.

¿Pero qué cosa nos empuja a empezar?En todo el mundo, miles de actividades emprendedores nacen cada día.
¿Cuáles son las ventajas verdaderas o supuestas?

Seguramente en los primeros puestos, está el deseo de autonomía: Manejar el propio tiempo y el trabajo, sin tener que rendir cuentas a nadie”, tomar las decisiones y asumir la responsabilidad.
Pero mucha atención: Empezar una propia actividad, no significa ningún vínculo y plena actividad de acción. Las reglas del juego las dicta el mercado: los gustos y los bolsillos de nuestros clientes, pueden expresar un juicio mucho más cargado de consecuencias de aquella ira del jefe más intransigente!
Y después la burocracia corporativa, la gestión financiera y administrativa, la relación con los proveedores y acreedores. Realmente la vida cotidiana de un emprendedor tiene reglas establecidas y plazos a respetar.
Entonces ahora, debe preguntarse, ¿Dónde está la ventaja?
Seguramente que quien escoja la actividad emprendedora siente la necesidad de auto gestionarse a sí mismo y la propia actividad. Está incluso motivado de probarse para realizar cualquier cosa en grado de darle satisfacciones en el plano de los ingresos y también sobre aquellos de los ideales personales. Ser empresario significa también adquirir un estatus de prestigio al cual muchos ambicionan. Entre los elementos positivos está el hecho de sentirse árbitro absoluto de las propias ideas y de las propias decisiones. Es una oportunidad para realizar aquello que deseamos desde hace tiempo, para transformar en realidad un sueño guardado en el baúl.
Por otra parte, se debe estar consciente que no es oro todo aquello que brilla. Ser emprendedor significa fundar sobre las propias capacidades la seguridad del propio puesto de trabajo, trabajar muchas veces sin horario y aceptar, al menos al inicio, de tener un ingreso bajo.
La actividad emprendedora se caracteriza sobretodo de la necesidad de tomar decisiones. Decisiones a veces estimulantes como aquella de darle trabajo e ingresos a personas dignas, a veces sufridas, como aquella de despedir; decisiones difíciles, como aquella que ponen en juego el propio patrimonio, pero sobretodo pequeñas y grandes decisiones diarias, desde el papel para hacer un paquete de nuestros productos al nuevo proveedor a buscar, al alquiler de nuestros locales, a cómo emplear mejor las próximas dos horas.
Pero incluso las decisiones aparentemente banales no se deben improvisar. Un buen emprendedor debe tener siempre presente su proyecto y sus propios objetivos: tener una visión de conjunto, a medio y largo plazo,de la propia actividad es indispensable para considerar las decisiones diarias, como tantos ladrillos que, bien entrecruzados, rendirá nuestro proyecto sólido y duradero. Si después se dan cuentas que cualquier pieza está fuera de lugar, o cualquier anclaje es débil, debemos actuar rápidos para intervenir.
Definitivamente, arriesgar en primera persona, incluso desde el punto de vista financiero, tomando a veces decisiones muy difíciles que arriesgan de invadir incluso el ámbito privado.
www.iolivo.com
Por Equipo Editor Tribuna Gerencial



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